El actor sin nombre

Hubo un tiempo en el que no sabíamos el nombre de los actores y podíamos pasar meses sin descubrirlo. Eso nos pasó en la adolescencia, cuando mi amiga y yo no lográbamos recordar el nombre de ese actor jovencito, buenmozo, el de la comedia de principios de los 80, que además actuaba en la última de Tom 

No había caso: por más que intentábamos, no aparecía. No existía IMDb ni Google… en realidad, ni siquiera conocíamos el concepto de internet o globalización. Imaginate. Y cuando la película la daban en la tele, nunca sabías cuándo empezaba. Te podías perder la presentación con los nombres, y al final los créditos los cortaban de golpe para que arrancara el siguiente programa.

Podríamos haber ido al videoclub del barrio y leer el nombre en la caja de la película, con ese olor a plástico tibio y las tapas algo rayadas de tanto uso. Pero no se nos ocurrió. Preguntar a nuestros padres no era opción: si no era Robert Redford o Paul Newman, olvidate.

Y así pasaron los meses, entre los pasillos de la secundaria y las charlas de recreo. Hasta que un día, de la nada, quizás por algo que escuchamos, nos miramos y gritamos al unísono:

Hoy lo resolveríamos en tres segundos con Google, pero perderíamos la magia de gritarlo juntas en un recreo.

Y vos ? te acordas de alguna duda de esos tiempos que hoy resolverías en segundos con tu celular?